
La formación del profesorado debe ser completa, de calidad y estar actualizada.
Ser docente no se limita sólo a saber impartir una clase. Va mucho más allá. Por ello, es fundamental que el personal educativo adquiera una formación completa, de calidad y actualizada, para que el proceso de enseñanza y aprendizaje se desarrolle de manera óptima y satisfactoria.
En este sentido, como profesora,
os recomiendo estudiar un grado en educación primaria online, o de educación infantil, el que más os interese. Pero, os aconsejo cursarlo
en una facultad que se adapte a las necesidades reales, demandadas en la actualidad,
como es el caso de
la Universidad Isabel I.
La Universidad Isabel I, de naturaleza online y semipresencial, imparte grados y másteres oficiales, así como títulos propios de posgrado. Todos ellos tienen plena validez en el Espacio Europeo de Educación Superior, y están orientados a la integración del alumno en el mercado laboral.
Si queremos que nuestras escuelas sean creativas e innovadoras, los docentes deben tener una formación completa, de calidad y actualizada. Y es que, aunque cueste creerlo, en algunos centros educativos todavía se utilizan metodologías más propias de la escuela tradicional, en las que el profesor se limitaba a impartir una clase magistral, y el alumno se dedicaba a memorizar y a repetir la lección.
Pero, en pleno siglo XXI, ya no podemos continuar con este tipo de metodologías obsoletas.
En la actualidad, hay que fomentar el aprendizaje por descubrimiento, comprensivo, significativo, y no el puramente memorístico. Como docentes, debemos emplear metodologías activas, innovadoras y creativas, tratar de sorprender a nuestros alumnos, y suscitar en ellos el interés por aprender.
Además, como veremos a lo largo de esta publicación, es fundamental tener herramientas para crear un clima agradable, participativo y respetuoso en las escuelas. Y también, conseguir que, estas últimas se conviertan en entornos accesibles y adaptados a las necesidades de los alumnos.
Todos podemos ser creativos.
Además de adquirir una formación completa, de calidad y actualizada, es muy importante que el personal educativo tenga clara esta premisa: todos podemos ser creativos.
Muchas personas no se consideran creativas. Y esto es así porque aún tenemos algunas creencias erróneas sobre la creatividad. En la publicación de hoy, voy a reflexionar sobre algunas de ellas.
La más frecuente es que, en muchos casos, atribuimos el concepto de creatividad a un grupo de genios, privilegiados o personas talentosas. Pero, se trata de una creencia errónea. Es cierto que hay determinadas personas que pueden nacer con cierto talento, con una predisposición genética o con una habilidad natural. Pero, esa frase de que “la creatividad se tiene o no se tiene” es incierta. Todos podemos aprender a potenciarla y a desarrollarla. Por supuesto, no todos conseguiremos ser creativos en todas las áreas de conocimiento, ni en todas las facetas de la vida. Pero, no porque no seamos capaces, sino porque cada persona es única y diferente.

Otra creencia errónea, bastante habitual, es que tendemos a equiparar “creatividad” con “creatividad artística”. Sin embargo, hay muchas más áreas de conocimiento. Por supuesto, nadie puede negar que el arte es una disciplina bastante creativa. Por eso, cuando hablamos de talento o creatividad, casi siempre, nos vienen a la mente grandes figuras del mundo artístico. Sin embargo, no podemos quedarnos sólo en el arte. Tenemos que considerar la creatividad en un sentido amplio, ya que puede estar presente en todas las facetas de la vida, así como en las diferentes áreas de conocimiento.
En este sentido, como docentes y personal educativo, debemos tener muy en cuenta este tipo de creencias erróneas, a la hora de desarrollar la creatividad en las escuelas. Y es que, todos podemos ser creativos. De hecho, la creatividad no tiene límites, ni áreas de conocimiento específicas. En el ámbito educativo, podemos aplicarla a lo largo de todo el proceso de enseñanza y aprendizaje.
El clima de trabajo en la escuela debe ser agradable y respetuoso.
Es fundamental que el clima de trabajo en la escuela, entre el personal educativo y el alumnado, sea agradable y respetuoso. Y esto, también se puede aplicar en casa.
Es muy importante que los niños no se sientan juzgados, evaluados y criticados constantemente. Sin embargo, por cómo está planteado el sistema educativo en la sociedad, muchas veces damos más importancia a las notas y a los resultados que al propio aprendizaje, al esfuerzo, a la motivación, a la imaginación, a la originalidad o al pensamiento crítico. Y esto va en detrimento de la creatividad.
Si queremos que nuestras escuelas sean creativas, tanto profesores como alumnos debemos construir un ambiente en el que no sintamos miedo a ser juzgados, en el que haya margen para cometer errores, en el que podamos expresar nuestros pensamientos e ideas con libertad, desde el respeto.

En este sentido, juegan un papel muy importante los prejuicios y convencionalismos que la sociedad nos va imponiendo, a medida que nos vamos haciendo mayores. Éstos van mermando la confianza en nosotros mismos y limitan nuestra capacidad creativa.
Por ello, se dice que los niños son más creativos que los adultos, o que tienen más facilidad para desarrollar la creatividad. Pero, esto es así no porque hayan nacido con un talento innato. Sino porque, en edades tempranas, los niños aún viven ajenos a los prejuicios y convencionalismos, propios del mundo adulto. Sin embargo, a medida que van creciendo, van perdiendo esa espontaneidad infantil y ese pensamiento creativo, por miedo al rechazo, a ser criticados y juzgados.
Fomentar el pensamiento flexible y dejar que la imaginación fluya.
Si queremos desarrollar la creatividad en la escuela y en el aula, con nuestros alumnos, es fundamental fomentar, en ellos, el pensamiento flexible, abrir la mente, y dejar que la imaginación fluya, de forma natural.
Tal vez, en alguna ocasión, hayáis oído hablar de los dos hemisferios cerebrales que tenemos los seres humanos. El izquierdo está más vinculado a la parte lógica, racional, y al pensamiento lineal y secuencial. Por otra parte, el hemisferio derecho es el que se suele relacionar con la creatividad. Y es que, a través de él, trabajamos con una percepción global del entorno. De modo que, en este caso, el pensamiento no es ni secuencial ni lineal, sino que puede ir dando saltos y presentarse de forma desestructurada. Por ello, se denomina pensamiento divergente o flexible, y nos permite abrir la mente, dar rienda suelta a la imaginación y a la intuición.
Este tipo de pensamiento divergente es el que debemos potenciar con nuestros alumnos, para desarrollar la creatividad en la escuela y en el aula. Y es que, la flexibilidad del pensamiento nos va a permitir explorar, descubrir y crear cosas nuevas y originales. E incluso, transformar las que ya existen, dándoles nuevos usos.
Del mismo modo,
debemos evitar la rigidez de pensamiento, ya que ésta provoca un bloqueo creativo y sensorial. Y esto es justo lo contrario de lo que queremos conseguir. Por ello,
hay que permitir que los niños den rienda suelta a su imaginación y a su creatividad, de manera espontánea. A veces, con actividades sencillas, como, por ejemplo, realizar un dibujo libre, construir una historia en grupo, o dejar materiales de
manualidades a su alcance, pueden surgir ideas de lo más original.
Los docentes debemos innovar y ser creativos.
Es fundamental que, como docentes y/o personal educativo que somos, innovemos y seamos creativos en el aula y la escuela.
Por un lado, si sorprendemos a nuestros alumnos con ideas, actividades y proyectos nuevos y originales, nos convertiremos en sus modelos de referencia creativos. Ya sabemos que los niños suelen imitar a los adultos. Por tanto, si nosotros nos comportamos de forma creativa, seguramente, ellos también lo harán.
Por otro lado, viene bien, de vez de en cuando, salirse un poco de la programación escolar marcada o del libro de texto, y hacer actividades diferentes, que conecten con los intereses de los alumnos. Esto va a fomentar su motivación hacia el aprendizaje, y el desarrollo del pensamiento creativo.
Son recomendables los espacios accesibles, ordenados, bien iluminados y sin exceso de cosas.
Para desarrollar la creatividad, os recomiendo optar por entornos y espacios accesibles, ordenados, bien iluminados y sin un exceso de cosas.
De este modo, tanto en la escuela como en el aula, hay que adaptar los espacios, haciéndolos más accesibles para los niños. Además, los materiales y recursos que vayan a utilizar deben estar también a su alcance. Así, conseguiremos que la creatividad fluya de manera espontánea.
Por otra parte, es fundamental que los espacios estén ordenados, bien iluminados (a ser posible con luz natural), y sin exceso de cosas. Si tenemos un aula saturada de objetos, juguetes y materiales desordenados, lo más probable es que los niños experimenten un bloqueo sensorial y creativo. De hecho, puede que no sepan ni por dónde empezar, ni qué hacer, ni con qué jugar, ni qué materiales escoger. E incluso, puede que no sean capaces de pensar con claridad. Esto es contraproducente para el desarrollo de la creatividad.

Gamificación en el aula y pasaporte lúdico.
La gamificación es un recurso educativo, bastante actual y creativo, a través del cual, se traslada la dinámica de un juego al aula o a la escuela. Se suele utilizar para fomentar la motivación y el interés del alumnado hacia el aprendizaje.
Los juegos utilizados en la gamificación pueden ser totalmente originales e inventados, o ya existentes, adaptándolos a objetivos, contenidos y aprendizajes concretos.
La gamificación, en el aula y en la escuela, es una de las herramientas educativas más creativas, de los últimos años. De hecho, en los centros educativos, suele dar muy buenos resultados con los niños.
En la misma línea, estaría el pasaporte lúdico, un recurso educativo, muy actual y creativo, que se suele utilizar en viajes reales o ficticios, excursiones, actividades y recorridos por el aula o la escuela.
Se trata de un documento inventado, con la estética y apariencia de un pasaporte, que podemos adaptar a los contenidos y aprendizajes que queramos. Además, suele disponer de varios niveles o etapas, que los niños irán completando, en forma de juego, a lo largo de la actividad.
Tanto el pasaporte lúdico como la gamificación, en el aula, son dos ejemplos claros de que
aprender jugando es una de las mejores formas de aprender. Os recomiendo ambos recursos educativos para desarrollar la creatividad en la escuela.
Aprender de los errores y evitar el perfeccionismo.
Para fomentar el pensamiento creativo y flexible, los docentes debemos transmitir a nuestros alumnos que el “error” forma parte del aprendizaje.
En este sentido, hay que dejar que los niños se equivoquen, que aprendan de los errores, y que puedan encontrar soluciones a los problemas.

Los docentes debemos mostrar a los alumnos que cometer errores no es negativo. Sino que es algo completamente necesario para aprender.
Además, hay que evitar el perfeccionismo exacerbado. Si los niños se exigen demasiado a sí mismos y tratan de hacerlo todo perfecto, estarán sometidos a un nivel de estrés innecesario, y sólo conseguirán bloquearse. Esto es contraproducente para el aprendizaje y va el detrimento de la creatividad.
Respetar las opiniones de los demás y fomentar la escucha activa.
Como docentes que queremos desarrollar la creatividad en la escuela, es muy importante fomentar en nuestro alumnado el respeto hacia las opiniones de los demás, así como la escucha activa.
En primer lugar, debemos respetar a nuestros alumnos y ser tolerantes con sus opiniones e ideas. Incluso, con aquellas que parezcan más descabelladas. De hecho, no hay que frenar esa espontaneidad natural que tienen los niños. Pues, de ella, pueden surgir ideas de lo más creativo.
En este sentido,
os animo a poner en práctica la “lluvia de ideas” con los niños. Esta técnica creativa se puede utilizar para muchísimas cosas. Por ejemplo, a través de ella podemos resolver un
experimento infantil, encontrar la solución a un conflicto en el aula, inventar nuevos y diferentes usos para a un objeto cotidiano, etc.

En segundo lugar, es muy importante fomentar, en nuestros alumnos, la escucha activa y el diálogo. Es decir, que aprendan a escuchar a los demás, poniendo el foco en aquello que dicen, respetando los turnos de palabra y evitando interrupciones. Y es que, la escucha activa es fundamental a la hora de aprender, y desarrollar un tipo de pensamiento flexible y creativo.
Esto puede parecer una obviedad. Pero, a veces, los adultos, sin darnos cuenta, no concedemos a los niños el tiempo suficiente para hablar y expresarse. E incluso, les interrumpimos antes de que terminen. Como veremos a continuación, los niños tienen ritmos y tiempos de aprendizaje diferentes. Y lo mismo les ocurre a la hora de pensar y hablar. Por tanto, debemos adaptarnos a ellos, ser respetuosos, y darles el tiempo que necesiten para expresarse con libertad.
Respetar los ritmos y tiempos de aprendizaje de los niños.
Respetar los ritmos y tiempos de aprendizaje de los niños es fundamental para su desarrollo creativo.
Tanto si sois personal educativo, como madres y padres, os recomiendo que dejéis a vuestros alumnos e hijos el tiempo que necesiten para pensar, actuar, hablar, expresarse, explorar o realizar cualquier actividad, sin ser interrumpidos.

Cada niño es único y diferente. Y, por tanto, también, aprende de forma distinta. Incluso, la actividad más insignificante para nosotros, puede ser de gran relevancia para ellos, y para su desarrollo. Por eso, como adultos, debemos adaptarnos a los ritmos y tiempos de cada niño. Sin prisas. Sin intervenir continuamente. Sin tratar de adelantar etapas. Dejando que todo fluya de la forma más natural posible. Así, fomentaremos la creatividad.
Para poder adaptarnos a sus ritmos y tiempos, es fundamental observar y conocer bien a cada niño, y marcar unos objetivos de aprendizaje más realistas y sencillos. Pero, sin forzar nada. Actuando siempre con la mente abierta y de manera respetuosa.
Fomentar el desarrollo sensorial y el aprendizaje por descubrimiento.
Si queremos que el pensamiento creativo fluya de manera espontánea en nuestros alumnos, es fundamental fomentar en ellos el desarrollo sensorial y el aprendizaje por descubrimiento.
Los niños observan el mundo que les rodea en forma de estímulos, sensaciones y percepciones, que llegan a su cerebro. Así es como se desarrollan sus funciones cognitivas, que son, entre otras, la atención, la memoria, el razonamiento, el lenguaje, la imaginación o la creatividad. Esta última nos interesa, especialmente, en la publicación de hoy.
Por eso,
os recomiendo realizar actividades y manualidades sensoriales con vuestros alumnos. Ya que les van a permitir desarrollar el pensamiento creativo, además de adquirir diferentes aprendizajes y competencias.
Por otra parte, para desarrollar la creatividad en el aula, hay que fomentar el aprendizaje por descubrimiento y comprensivo, y evitar el puramente memorístico. Los alumnos ya no son sujetos pasivos, que se dedican a memorizar y reproducir la lección, como ocurría en la escuela tradicional, sino que participan de manera activa en su propio aprendizaje.

No sirve de nada aprenderse párrafos, de principio a fin, sin comprender su significado. Hay que fomentar el aprendizaje comprensivo, en el que los alumnos entiendan aquello que están leyendo o escuchando.
Además, también debemos fomentar el aprendizaje por descubrimiento. Para ello, hay dejar que los niños hagan y deshagan, que aprendan jugando, explorando y experimentando.
Los niños deben ser los protagonistas de su propio aprendizaje.
En la actualidad, el proceso de enseñanza y aprendizaje ha cambiado con respecto a la escuela tradicional. Los alumnos ya no son sujetos pasivos, que se dedican a memorizar la lección. Sino que, ahora, participan de manera activa en su propio aprendizaje.
En este sentido, en la escuela del siglo XXI, los niños deben ser los protagonistas de su propio aprendizaje. Y los adultos podemos acompañarlos y guiarlos en este proceso, además de facilitarles materiales, recursos y herramientas.
Pero, no debemos intervenir continuamente. Hay que dejarles que tomen la iniciativa, que hagan cosas solos, confiar en ellos, en sus capacidades y habilidades. Esto les va a aportar seguridad en sí mismos, autonomía, y una mejor autoestima.
Al participar de manera activa en su propio aprendizaje, irán descubriendo el mundo de manera espontánea. Esto hará que aumente su curiosidad y su motivación por aprender cosas nuevas. Y, en consecuencia, surgirá en ellos, de manera natural, el pensamiento creativo.
Y hasta aquí, la publicación de hoy con algunas ideas sobre cómo desarrollar la creatividad en la escuela. Espero que el post os haya resultado útil, y lo podáis aplicar con vuestros alumnos en el aula.
Antes de despedirme, os invito a visitar otras secciones que, tal vez, os puedan resultar también de interés como ocio creativo y manualidades con niños.
¡Gracias por estar ahí!
¡Nos leemos pronto! 😉
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